CÍRCULO ESCATESTROFEN (Blog oficial de ORT-22 Agencia Informativa): El andamio (Tercera parte)

19 de Enero 2006

El andamio (Tercera parte)

De entre los caballeros que se arremolinaban alrededor de la barandilla surgió una voz que gritaba “Se mueve. Está viva”. “Es un milagro”. Efectivamente, aquello era un milagro. Paulina estaba un piso más abajo tumbada sobre un andamio. Con cierto nerviosismo y temblor se levantó lentamente, sacó un cigarrillo del bolso y preguntó “ ¿alguno de ustedes me podría dar fuego?”, ante sus palabras alguien contestó “Paulina. Aguante, todo está resuelto” .Era Escatroni quien acompañado de Cipriano bajaron rápidamente las escaleras y rescataron a la joven del andamio.
LA RESOLUCIÓN
La acción continúa dos días después en el salón del palacete del señor Escatroni con la presencia de los implicados, Paulina totalmente recuperada y más hermosa y enamorada que nunca de Cipriano, y junto a ellos Diego, Rafa y Daniel . El gran detective, una vez que todos habían tomado asiento y tras ofrecerles unos vasitos de agua acompañados de figuritas de mazapán, comenzó a relatar lo ocurrido durante su investigación. “Tras una noche de perros, hasta las 5 de la madrugada no pude deshacerme del traje de emperatriz china, y con apenas dos horas de descanso salí disfrazado de cartero hacia el domicilio de Cipriano. Una vez entregadas todas las cartas, un giro postal y tres telegramas llegué a la calle donde vive nuestro amigo, rápidamente me percaté de la cercana existencia de una floristería llamada “La rosa olorosa”, aquel nombre trajo a mi mente, desde lo más recóndito de mi ser, una poesía que la portera de mi bloque solía recitarme todos los primeros viernes de mayo.
¡OH!, ¡qué pena la rosa! Que la niña destroza En una calle de Tolosa Con sus espinas se posa Relajada y amorosa La olorosa rosa La niña ya es moza Pero no hermosa ¡OH!, ¡qué pena la rosa! La niña y la moza
¡Qué recuerdos tan hermosos!. Acabado este paréntesis penetré en el establecimiento recitando en voz baja los últimos versos, la dependienta al escucharme se emocionó tanto que sin mediar palabra me anotó su número de teléfono y me regaló un florero, mientras me confesaba, con voz ,acento y pose de rapsoda de los años veinte, “es que como la poesía no hay nada”. De poesía en poesía me enteré que nuestro hombre compraba todos los últimos sábados de cada mes un ramo de flores, con el que viajaba hasta Vélez para depositarlo en la tumba de su abuela. Dándole las gracias me despedí de aquella dulce, frágil y tierna mujer mientras le recitaba “El cantar del Mío Cid”, que desgraciadamente no pude finalizar por la inoportuna llegada de una clienta.
CONTINUARÁ
<__trans phrase="Posted by"> ORT-22 <__trans phrase="at"> 19 de Enero 2006 a las 07:51 PM
<__trans phrase="Comments">

Increible, Escatroni y yo tuvimos la misma portera.

<__trans phrase="Posted by:"> El Loco del 18. <__trans phrase="at"> 19 de Enero 2006 a las 09:11 PM
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