28 de Julio 2005

A 700 kilómetros de Madagascar. (Octava parte, con fin incluido)

Escatroni se la juega.
Al amanecer nuestro hombre volvía a ser el de siempre, frío, calculador y gran devorador de pipas de girasol. Dispuesto a jugársela por Arestesiano puso en marcha un plan construido milimétricamente, al que había dado los últimos retoques mientras paseaba a hombros por las calles de Saint Denis. Sus hombres recorrerían la isla buscando por todos los rincones, incluido el interior del volcán le Piton de la Fournaise, hasta dar de una vez por todas con el fugitivo.
Al cuarto día cuando los dos agentes norteamericanos transitaban por una carretera cercana a una playa repleta de rocas volcánicas, quedaron sorprendidos al observar como tres mujeres y un hombre ejecutaban extraños movimientos en la orilla. Intrigados se acercaron, el hombre, que era tuerto, manco y cojo, todo ello de la parte izquierda, y que además tenía joroba, dominado por un gran nerviosismo les comunicó que un individuo se acababa de introducir en el mar, haciendo caso omiso de los gritos que sus tres compañeras y él le lanzaban para advertirle de que aquella playa era frecuentada por tiburones todos los días impares, motivo por el cual cada año morían dos o tres despistados por no estar al día. Los dos agentes recogieron de los pies de una de las mujeres una bolsa de Mercadona, en su interior encontraron: Unas zapatillas. un pantalón, una camisa, unos cuantos pelos sueltos y un carné de identidad en el que se leía Arestesiano ……… Rápidamente volvieron a la capital. Antes, aquel extraño hombre, el jorobado les hizo entrega de dos almanaques de bolsillo, añadiendo “Para que siempre sepan en el día que viven y estén precavidos”.
Salvado por los pelos.
Las pruebas realizadas con los pocos cabellos encontrados en la bolsa demostraban que el fallecido era Arestesiano. “El ADN. no engaña” , acabó por decir Escatroni ante su equipo. La misión había acabado, y aunque nadie lo crea a nuestro héroe le saltaron dos lágrimas, cuando solo en la habitación de su hotel recordaba el delicioso café con el que le había obsequiado Arestesiano, así como las emotivas palabras del científico sobre el Proyecto Haunebu , y su gran preocupación por los descubrimientos realizados.
FIN
Un Lector.- ¡Lo sé!. ¡Lo sé!. Usted era el jorobado, manco, tuerto y cojo. ¿Verdad?.
Escatroni.- Pues sí, así es. Me está usted empezando a caer bien señor lector. Y tome, aquí tiene , le regalo la joroba de recuerdo y además un almanaque de pared del año 75. Lo siento, pero no me queda ni uno de bolsillo.
Un Lector.- Mil gracias maestro, estoy loco por llegar a mi casa y probármela.
Escatroni.-Pues nada, hasta la próxima y que usted la disfrute.
Un Lector.- Hasta la próxima señor Escatroni. Hasta la próxima.
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Nota:

El señor Ort ha decidido, haciendo gala de su proverbial bondad y de su gran generosidad, dar vacaciones a todos los lectores de este blog durante el mes de agosto.

Si nos acordamos volveremos en Septiembre
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21 de Julio 2005

A 700 kilómetros de Madagascar. (Séptima parte)

Escatroni vuelve a ser Mariquilla la tonadillera.


Era de noche cuando, otra vez disfrazado de perro callejero pero con porte y andares de gran refinamiento, el genio de la criminología recorría el camino hasta su camerino, al que llegó repleto de pulgas, asfixiado de calor, con las piernas llenas de cardenales,por las patadas que recibió de un grupo de gamberros, y con un fuerte dolor de estómago por culpa de los donuts que le hizo comer una piadosa señora que paseaba por un pequeño parque vestida de capitán mercante.
A la mañana siguiente todo Saint Denis despertó lleno de carteles en los que se avisaba.

ÚLTIMA ACTUACIÓN ESTA NOCHE DESPEDIDA DE MARIQUILLA Y SU BALLET DE ARTE ESPAÑOL NO SE LO PIERDA.
La función fue un éxito sin precedentes en Isla Reunión. Los asistentes, vestidos al más puro estilo andaluz (con las excepciones de dos señores trajeados de cosacos y tres jovencitas de lagarteranas) disfrutaron de una mágica noche. Y cuando, como canción de despedida, Mariquilla acabó de interpretar “Sola”, superando con creces en voz y movimientos de manos, brazos y cuello a la propia Diana Navarro, una ola de júbilo explotó como volcán, volaron vasos, botellas, sillas y mesas, hiriendo a los dos cosacos y a la señora que la noche anterior había dado de comer varios donuts a Escatroni, la policía, al ver que no podía poner ni orden ni concierto, se sumó a la fiesta. El cuadro al completo, un camarero y dos policías salieron a hombros del local, seguidos de una multitud que cada vez se hacía más grande. Hasta las 2 de la madrugada estuvieron dando vueltas y vueltas por la ciudad, acabando todos mareados y desperdigados por esquinas, calles y plazas. Fue algo indescriptible e inolvidable.

reuni.JPG

Breve esbozo de Isla Reunión realizado por el sr. Ort sobre una servilleta de papel del Bar Manolo
CONTINUARÁ
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14 de Julio 2005

A 700 kilómetros de Madagascar. (Sexta parte)

Un poco antes de un inciso.
Con gran contento y satisfacción nuestro amigo recorría el camino de regreso. Contento por haber logrado saber la verdad del asunto, y satisfecho por localizar el sitio exacto en donde se escondía aquel gran científico al primer intento, con la sola ayuda de una brújula y un mapa urbano de Toledo. Y por supuesto, también contribuían a aquella alegría el buen número de pólizas de seguros realizadas.
.- Inciso.
Un Lector.- Pero bueno. Esto es increíble. ¿Con un plano de Toledo?, ¿qué dice?. Lo de los disfraces y los seguros pase, pero lo del plano no. De eso nada. Escatroni.- Cálmese hombre, cálmese. Si puede aguantar mi paso sígame y le cuento. Como le comenté a Arestesiano el tiempo apremia, no se puede perder ni un solo segundo, ni una milésima para ser exacto. Un Lector.- Venga, le sigo y a ver si me lo aclara. Escatroni.- Criptografía, amigo, Criptografría. Ese es el secreto. El mapa contiene a su vez otro mapa que marca el camino exacto a seguir, utilizando para ello técnicas criptográficas. Dicho trabajo fue realizado por uno de mis más apreciados colaboradores, el cual vive en estas tierras como domador y adiestrador de lémures desde hace 15 años. Exporta lémures preparados con la más excelente educación a más de medio mundo. Sin ir más lejos, mi ama de llaves tiene dos. Un Lector.-¡Qué casualidad!. Escatroni.- No se confunda, la casualidad no existe. Un Lector.- ¿Y cómo…. Escatroni.- ¿Cómo suponía que Arestesiano podría estar aquí en Madagascar?. Por los tomates negros. Sí amigo lector, una vieja amiga, que trabaja en el servicio de limpieza de un mercado público de Singapur, me informó de que había una gran partida de dichos productos circulando por aquella zona, y que procedían de Madagascar. ¿Comprende?. Mire, ¿ve aquella cabaña?. Un Lector.- Sí, sí la veo. Escatroni.- Pues acérquese y pregunte por Teodoro, es mi colaborador el educador de lémures, dígale que va de mi parte, le aseguro que será una visita provechosa. Y ahora, como veo que ya no puede seguir mi ritmo, le dejo. El tiempo apremia querido lector, cuando llegue a Isla Reunión espero verle sentado en su sillón. .- Fin del inciso
Inmediatamente después del inciso.
Nuestro héroe llegó a la playa donde había desembarcado con una espinita clavada en su corazón, el no poder haber hecho ni una sola póliza de seguros durante su caminata de regreso por falta de tiempo.


CONTINUARÁ

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7 de Julio 2005

A 700 kilómetros de Madagascar. (Quinta parte)

El encuentro.
Lentamente avanzó por una pequeña vereda, rodeada de tomates, cebollas, pimientos y toda clase de verduras, hacia una casa situada al final del camino. Un hombre le recibió en el porche con una taza de café entre sus manos, Escatroni, con una frialdad capaz de congelar a un oso polar, le estampó en la cara sin mediar otra palabra: “Don Arestesiano. Supongo”. “Acertada suposición”, contestó su interlocutor mientras miraba fijamente el calzado que usaba el investigador, a continuación añadió :“Sin ninguna suposición y directamente, le ruego, señor Escatroni, que tome asiento y me acompañe con un “cafelito”.” y señalando sus zapatos acabó diciendo “ Gorilas ¿verdad?”.
Sin duda alguna dos hombres extraordinarios y diferentes al resto de la humanidad se encontraban frente a frente tomando café. Y sobre todo hemos de indicar que muy diferente era el actual Arestesiano con aquel otro que vivía en Almería tiempo atrás, de hombre de pelo rubio, ojos verdes y tez clara se había transformado en otro con marcadas características mulatas, de tez morena y ojos negros, sólo sus cabellos seguían siendo rubios.
¿Para cuándo el toque final?. Para nunca, he probado todos los métodos conocidos, incluso realicé el proceso inverso al desarrollado en Michael Jacson. y ni por esas. Sólo tengo dos opciones, el tinte o la peluca. El resto, ya ve usted, me fue muy fácil lograrlo.
El hielo estaba roto y Escatroni logró, gracias a sus amplios conocimientos sobre el ser humano, que el científico le confesara la auténtica razón por la cual los servicios secretos más importantes del planeta se interesaban tanto por él. A medida que avanzaba su narración Escatroni comenzó a barajar posibilidades para dar con una posible solución. Arestesiano le comentó que por pura casualidad llegó a sus manos un bosquejo de parte de un estudio realizado por los nazis y que era conocido bajo el nombre de Proyecto Haunebu, en éste se hacía mención a una extraña máquina mediante la que se pretendía conducir naves aéreas utilizando las fuerzas mentales del piloto. Tanto le fascinó la idea que se puso a trabajar con todos sus ánimos sobre el tema, día y noche sin parar hasta lograr el éxito, pero aquel éxito se le clavó en el pecho creándole gran angustia y cientos de problemas morales, ya que con ciertas variantes tan maravilloso invento se podría transformar en una terrible máquina de destrucción. Escatroni interrumpió el relato con un “El tiempo apremia, me tengo que marchar. Lo tengo claro”. Después le pidió al científico unos pantalones de su propiedad y uso habitual, así como una camisa, su carné de identidad y por último le cortó un mechón de sus cabellos. Bien guardado todo en su cartera de agente de seguros se despidió con un “Tendrá noticias mías, tenga fe. Y sobre todo no olvide a partir de hoy mismo el utilizar siempre peluca”,. Cinco minutos y doce segundos más tardes el gran detective desaparecía por entre la alta arboleda de la selva. Arestesiano se encaminó hasta la cocina y se preparó un bocadillo de cartón de huevos.
CONTINUARÁ
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