CÍRCULO ESCATESTROFEN (Blog oficial de ORT-22 Agencia Informativa)

A 700 kilómetros de Madagascar. (Primera parte)

Tras leer, en el Journal de Saint Denis, la noticia en la que se hacía mención del escándalo surgido por el tremendo error cometido en la solución del caso Gremildo, también conocido como el enigma del calcetín de rombos, Escatroni se quedó de piedra. Encendió dos cigarrillos, bebió tres cafés dobles y realizando un ligero movimiento de cuello volvió a la normalidad, con la sangre fría que le caracteriza deslizó su vista hacia la página siguiente, gracias a ello pudo saber que “Los prestigiosos laboratorios japoneses Tara-Hito han firmado un millonario contrato con Hipocondríacos Anónimos, por el cual dicha asociación será la encargada del diseño de todos sus productos, envases y prospectos farmacéuticos.”. Sin perder un segundo telefoneó a su agente de bolsa, ordenándole que comprara todas las acciones que pudiera de la sección farmacéutica de aquella empresa nipona. LA VERDAD

En menos de tres horas, diez minutos y catorce segundos, utilizando como único instrumento su móvil, y mientras jugaba una partida de ajedrez , el gran criminólogo consiguió desenmascarar al individuo que haciéndose pasar por su persona había actuado en el caso del calcetín. Ramiro Torcido Bernal, natural de Albacete, entusiasta lector de novelas policíacas y coleccionista de cocteleras tibetanas, que llevado por sus ansias de protagonismo y popularidad aprovechó la ausencia del maestro para suplantarlo. El caso ya estaba en los juzgados.

Y todo ello lo logró Escatroni sin moverse de Isla Reunión, lugar en el que se encontraba al mando de un comando formado por los más inteligentes agentes secretos de varios países, y donde se hacían pasar por un cuadro flamenco.

A la cabeza del grupo, como la tonadillera Mariquilla , nuestro genio de la criminología, de quien Lauren Postigo sin verla ni oírla dijo “es la mezcla perfecta entre Rocío Jurado, Las Grecas y El Profeta de Albacete de la que emana en cada movimiento y quejido fuerza, tronío y fuego en las pestañas”; a la guitarra y al cante dos agentes norteamericanos, ambos de raza negra; los tres palmeros eran agentes británicos y el cuerpo de baile compuesto exclusivamente por agentes rusos.

Aquella noche cuando Escatroni se encontraba en el camerino rodeado de flores, y entre varias cartas de admiradores en las que les declaraban su amor, un burofax llegó a sus manos, en el documento se le recordaba que su misión no era la de triunfar en el mundo de la copla, cosa que por cierto ya había conseguido, si no la de averiguar el paradero de don Arestesiano Antequerano Porras, científico almeriense descubridor e inventor, entre otras cosas, del tomate negro. CONTINUARÁ <__trans phrase="Posted by"> ORT-22 <__trans phrase="at"> 9 de Junio 2005 a las 07:25 PM