13 de Octubre 2005
UNA VUELTA. (Cuarta parte)
Sobre el jardín caía la tarde y los pajarillos la despedían con bellos trinos, trinos que fueron acallados unos instantes por el atronador ruido de una despiadada moto. Ocupamos un banco con orientación oeste, mientras todo el conjunto era envuelto nuevamente por el cantar aún más alegre de los pajarillos y los sones de la obra de Luigi Bocherini Música nocturna de Madrid, que llegaba desde el transistor de un japonés sentado en un banco cercano. Nos pusimos a recorrer con la mirada el impresionante árbol que ante nosotros se encontraba, poco a paco el sosiego y la calma invadían nuestro ser.
Pero la magia de aquellos momentos se volvió a quebrar en mil trozos cuando al llegar en nuestro recorrido visual a las ramas más altas, nos encontramos con un señor que tras saludarnos con gran cortesía nos hizo señas para que le esperáramos. A pesar de llevar pasamontañas le reconocimos rápidamente, gracias a una furtiva sonrisa comprobamos que su muela del juicio era de oro, y sólo hay en el mundo un ser con tal característica, el profesor don Juan del Puente Tirado. En profundo silencio esperamos su llegada.
Pasaron quince minutos, una carrera de bicicletas de montaña y un señor dando volteretas cuando el profesor, con una agilidad increíble, realizando tres movimientos de fantasía se sentaba en nuestro banco. Sin darnos tiempo a reaccionar nos dijo, mientras se deshacía del pasamontañas y sacudía el elegante traje que llevaba :
¡Caramba, muchachos!. Qué alegría el encontrarles. Seguro que.., seguro no segurísimo que se estarán preguntando ustedes ¿qué hacía Juan en el árbol?. ¿Verdad?. Es muy fácil, verifico, como lo hago cada año desde hace treinta, el canto del mirlo urbano al atardecer, pues su intensidad y sonoridad, aunque no lo crean, indican sin lugar a dudas el índice de polución de una ciudad, y todo ello con una exactitud superior a la de cualquier artefacto técnico. Y la verdad señores, la situación es muy preocupante.......... entre otras cosas voy a tener que dejar de fumar.
Tras una pausa de cuatro minutos y treinta segundos, que nosotros respetamos al máximo, en la cual suponemos que reflexionó sobre los datos obtenidos en lo alto del árbol, don Juan nos recordó la conferencia que el próximo 27 de octubre dará en el salón superior de la churrería-cafetería Casa Aranda, sobre su estudio comparativo entre los nudos del ADN y los nudos y lazos en la moda del siglo XVIII. . Las semejanzas y similitudes son tan grandes que resulta algo increíble e inaudito.Ya lo verán. Es fascinante.
Fascinados ya nos tenía y aún más nos dejó cuando, tras mirar su reloj, de un salto se puso en pie despidiéndose con un Es tardísimo. Y todavía tengo que llevar a mi madre para que se tome su baño de mar de las nueve de la noche. ¡Me va a matar!. Amigos, nos veremos. Con paso de legionario desapareció tras una esquina de la calle Padre Mondéjar.
Y en este punto decidimos, con los ánimos más perdidos que nunca, poner fin a nuestro paseo.
Si necesitan cualquier cosa de nosotros pueden encontrarnos en la consulta de nuestro amigo el psiquiatra, lugar en el que estamosl recibiendo clases de perfeccionamiento de muñeiras. ¡Hasta otra!
FIN
<__trans phrase="Posted by"> ORT-22 <__trans phrase="at"> 13 de Octubre 2005 a las 07:35 PM
Pues he estado buscando por el gugle lo de los nudos, y cual ha sido mi sorpresa al comprobar que había un nudo en una cadena de nucleótidos igualito al nudo de la corbata de mi difunto tatarabuelo Miguel.
Yo también hice un estudio comparativo entre las cadenas de nucleótidos y las de bicicletas, cuando finalice la conferencia hablaré con don Juan del tema.