26 de Abril 2007

UN FALLO IMPERDONABLE (2ª PARTE)

Ante aquella escena los amigos reflexionaban cada uno por su cuenta.
¿Qué es la vida?. Vete tú a saber…… ¡Menuda rubia la del abrigo! .
No comprendo nada ¿qué pinta Felipe en todo esto?. ¡Jo!, menudo abrigo el de la rubia
Hasta muerto tiene estilo......... La cara del camarero bajito me suena mucho, ¿de qué diantre le conozco?
Y en esto estaban cuando a uno se le ocurrió proponer que había que buscar a Félix.
Recorrieron toda la ciudad; bares, restaurantes, plazas, calles, parques, quioscos, estancos, farmacias, servicios públicos, confesionarios, conventos, museos, bibliotecas, anticuarios, colas de cines, colas de autobuses, hasta que por fin decidieron ir a su casa y allí lo encontraron.
Félix se hallaba aturdido y despeinado, lo cual no le favorecía mucho. Nada más encontrarse con sus amigos estos comenzaron a lanzarle preguntas, uno de ellos también le pidió veinte euros, él les rogó que se calmaran y tras ofrecerles asiento y hacer entrega de los veinte euros comenzó a narrar lo sucedido.
Todo empezó hace dos semanas cuando leí, precisamente el libro que tengo en esta mesita, “Análisis comparativo de la unión de los radioligandos muscarínicos 3H-NMS y 3H-QNB” sin enterarme de nada; entonces me di cuenta que había muchas cosas que no comprendía ni conocía. Cosas tales como la agricultura y el desarrollo rural, los paraguas atómicos, el alpinismo, la biografía del inventor de la lavadora, ni tan siquiera las reglas de algo tan popular y practicado como el juego de la petanca, y no digamos de la crisis estructural de la economía mejicana. ¿Sabéis vosotros algo de todo esto?. Pero lo que me causó más penumbra fue comprobar que no sabía nada de la vida y de la muerte. Desilusionado ante un destino tan estéril decidí suicidarme, para ello me hice de un potente veneno hindú que no deja rastro y que ante cualquier análisis médico los síntomas indican claramente un repentino ataque al corazón.
De esta manera lo preparé todo para la tarde de hoy, en cuanto me sirvieron el café vertí el veneno, lo removí, y cometí un fallo imperdonable, volví mi rostro para ver por los cristales un último detalle de la ciudad, al incorporarme me encontré de cara, sentado frente a mí, a nuestro amigo Felipe con la taza en mano y saboreando el cortado. Me sonrió, comentó “está riquísimo” y cayó al suelo. Después se armó el lío padre, señoras que gritaban, otras que se desmayaban, varios clientes que aprovecharon para largarse sin pagar, vasos rotos, bandejas rodando, gritos, murmullos. Bueno, ya os podéis imaginar. Dejé dos euros sobre la mesa y aprovechando el inmenso barullo me marché. Sólo puedo deciros que al ver la muerte cara a cara he comprendido que debo seguir viviendo, para intentar saber los secretos de ella y de la vida.
Tres días más tarde acudieron al entierro de Felipe Pardo. La poetisa Rosita Reinalda de Fuentelabrada dijo unas palabras en memoria del fallecido y acabó recomendando su nuevo libro, “Adaptación poética de la obra de Albert Einstein titulada La evolución de la Física”, vendiendo allí mismo más de cuatrocientos ejemplares.
Aunque han llegado a oídos de amigos y conocidos rumores sobre su paradero, que si se encontraba recluido en un monasterio del Tíbet, que si trabajaba como encargado de las hamacas en un chiringuito de Alicante, e incluso algunos aseguran haberlo visto como extra haciendo de persa en una reciente producción cinematográfica sobre la batalla de las Termópilas, lo cierto es que desde entonces no se ha vuelto a saber nada de Félix.
Si por casualidad algún lector lo encuentra por eso mundos de Dios, dígale que sus amigos le echan de menos.
F I N
<__trans phrase="Posted by"> ORT-22 <__trans phrase="at"> 8:20 PM | <__trans phrase="Comments"> (1)

19 de Abril 2007

UN FALLO IMPERDONABLE (1ª PARTE)

Tras leer en la portada de un prestigioso diario deportivo expuesto en un quiosco.
“El alemán Rott Heinkenstrof arrebata, en una disputadísima final, el campeonato mundial de gallina ciega al camerunés Servi Karombe.”
Félix penetró en una cafetería, pidió un cortado, mandó el mismo mensaje tres veces por móvil, se quemó la camisa al encender un cigarrillo y se quedó mirando a través de las cristaleras, con cara y aires de nostalgia, la plaza que ante él aparecía.
Segundos más tarde sus amigos se enteraban, llenos de estupor y miedo, lo que Félix les confiaba en el mensaje. Estoy en La Exquisitez saboreando el último café turco de mi vida, me marcho para siempre. Rezad por mí. Pero, por favor, que en los rezos no os acompañe fray Pepín.
En menos de veinte minutos los tres amigos se encontraban ante La Exquisitez, en su interior, mientras un aire frío les recorría la espina dorsal, se podía ver el cuerpo inerte de Felipe Pardo.
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Debido al inesperado giro del relato, con el cambio de muerto a última hora, rogamos nos disculpen durante cinco segundos mientras buscamos algunos datos sobre el fallecido.

1 , 2 , 3 , 4 y 5.

Ya estamos aquí. Hemos encontrado pocos, pero entendemos que son suficientemente ilustrativos.
Felipe era un tipo singular que poseía tres virtudes elevadas al máximo.
Simpatía. Con ella ganaba rápidamente la confianza de cualquiera, sobre todo de las féminas.
Conocimientos. Amplísimos en todos los campos, se puede resumir asegurando que era capaz desde coser un botón hasta hacer la declaración de la renta, obteniendo siempre, fueran cuales fuesen los datos, que le devolvieran al declarante.
Alegría. Era esta la virtud más destacada de su persona, pues la transmitía gratuitamente. Encontrarse con Felipe suponía ser envuelto por un efervescente sentimiento de alegría que se manifestaba en todo tu ser durante dos o tres horas seguidas.
Merced a estas tres virtudes nuestro hombre conseguía, entre muchas otras cosas, vivir durante nueve meses al año a costa de sus amigos y conocidos. Durante los tres restantes se gastaba, en ciento de invitaciones, regalos y detalles a sus benefactores, el dinero que un tío de Colombia le asignaba anualmente. El era así, y estaba claro que ya nadie lo podría cambiar.
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C O N T I N U A R Á
<__trans phrase="Posted by"> ORT-22 <__trans phrase="at"> 7:02 PM | <__trans phrase="Comments"> (2)

11 de Abril 2007

DE COMPRAS.

MOCI107.JPG
Instantánea que recoge al gran cantante El Mocito Feliz, acompañado de varios amigos, guardando cola ante la caja de una ferretería a la que acudió para adquirir algunos materiales necesarios para su nuevo vestuario de primavera.
<__trans phrase="Posted by"> ORT-22 <__trans phrase="at"> 8:02 PM | <__trans phrase="Comments"> (0)